Los 10 consejos para el escritor que te recomiendo seguir

10 consejos para escribir

10 consejos para escribir¿Deseas ponerte a escribir y no sabes cómo empezar? ¿Te han dicho que escribir (algo decente) no es tan fácil como ponerse frente a la pantalla y empezar a unir palabras? Quizás hayas escuchado múltiples consejos respecto a este tema, y aquí, servidor, también desearía darte los suyos, basados en mi propia experiencia.
Es cierto que escribir una novela transita por varias fases y requiere de varios cometidos que el escritor debe afrontar, desde la primera escritura hasta su publicación final.

1. Lo primero y más importante: ten presente y bien claro qué deseas contar.
Piensa bien qué vas a narrar, la situación, lo que va a pasar en ese párrafo y/o capítulo. No debes ponerte a escribir «para ver qué sale», sino basándote en un guion básico de sucesos. Es un error muy común ponerse a narrar como un poseso, cometiendo el hecho que muchos lectores críticos denominan «meter paja en el libro».

2. No odies a los separadores.
El uso de los puntos es primordial. Como escritor, a uno le puede gustar mucho prolongar frases, pensando que de esa forma plasmará un nivel de sabiduría alto, aunque lo que logrará será justo lo contrario. Las frases muy largas provocan que la lectura sea cansina y poco práctica. El fin de la escritura debe ser facilitar al lector su lectura sin perder el hilo y el gancho del guion, y no hay mejor forma que sabiendo separar las frases acertadamente.
Usa los puntos sin miedo. Tus lectores te lo agradecerán.

3. Huye de adverbios y adjetivaciones superfluas.
Encontrarse con frases tipo «el hombre era fino y delgado» o «tenía una nariz encorvada y esquelética». Esa redundancia está de más, y al lector lo cansas con más fuerza. Intentar usar siempre un adjetivo es lo mejor. De hecho, el buen escritor sabe encontrar el adjetivo perfecto para describir la situación o personaje de forma magistral, sin necesidad de tirar de varios.
Igualmente, el uso de adverbios es muy dañino, sobre todo los acabados en «-mente».
Por norma general, intenta pensar en decir las cosas con facilidad y sin andarte por las ramas, de forma directa. El lector te lo agradecerá.
Huelga decir que esto son normas generales, que no quita que uses algún adverbio o doble adjetivación alguna vez, pero no abusar de ello puede ser algo muy favorable.

4. Huye de la iteración
No hay nada más molesto que encontrarse con una palabra repetida en el mismo párrafo. Es un hecho grotesco y que denota poca delicadeza a la hora de escribir, sobre todo teniendo presente la riquera del léxico castellano. Usa sinónimos, busca otra forma de decir lo que quieres exponer y -en resumen- crea una atmósfera donde el lector no caiga en cacofonías escritas.

5. Sé parte de la lectura antes de la escritura
Si quieres ser un buen escritor es imprescindible que antes seas un buen lector. Quien escribe sin haber leido antes, está cometiendo el error de creer que ha nacido con el don de la escritura, cosa que sucede en contadísimas ocasiones.
Al leer a los grandes maestros de la literatura, además de vesarte y disfrutar de sus narraciones, adquieres modos narrativos, vocabulario, giros, estructuras argumentales y formas de crear atmósferas.
Es muy pretencioso llamarse escritor de novelas cuando puedes contar con los dedos de las manos los libros que te has leído.

6. Solicita a alguien que lea tu escrito
Alguien ajeno a tu mente y tu conocimiento siempre podrá darte una guia de lo que él -como lector- contempla en la lectura de tu manuscrito. Su opinión será la de un lector, y no la tuya de escritor, y te mostrará detalles que seguro que pasaste por alto.
El lector debe ser crítico y objetivo. No sirve de nada que sea un amigo que te diga «está muy bonito, vas a triunfar, me ha gustado todo». Y quizás es cierto, quizás el manuscrito es sensacional y no merece cambio alguno, aunque siendo sinceros, eso es algo muy remoto. Todo escritor escribe sabiendo que sus letras pueden mejorarse, y nadie mejor que un lector para darte su opinión al respecto.

7. Elimina la paja
Más no es mejor, nunca. Si tu novela va a ser extensa, que lo sea porque suceden muchos acontecimientos relevantes. Los capítulos o párrafos intrascendentes no aportan nada al texto, excepto cansancio al lector.

8. Nunca creas que el lector entiende lo que quieres decirle
Lo que para ti es claramente comprensible, para el lector puede que no lo sea. No escatimes en la definición de conceptos ni creas que son obvios para «todo el mundo». Cuando hables de un personaje agrega una descripción. Quizás no necesites extenderte hasta el punto de narrar cuántas pecas tiene en el rostro, pero sí dar una primera impresión de cómo es. A medida que ese personaje vaya interactuando en otras escenas, ve añadiendo más descripciones del mismo para ir completando su «todo», de forma que el lector vaya asimilando cómo es poco a poco. Pero descríbelo, define su caracter, sus modos, su habla y su aspecto.

9. La revisión, la madre de la perfección
No, con escribir el último capítulo no basta. Debes someter el escrito a varias lecturas y revisiones, y cuando digo varias me refiero a más de dos. Te aseguro que siempre encontrarás una forma mejor de explicar o definir lo que pones en cada párrafo. Te darás cuentas de posibles errores de sintaxis, anacronismos o equivocaciones varias. Sé constante en este punto, aunque pueda resultarte cansino.

10. Escribe por pasión, no por equiparación.
Con esto englobo a los escritores que se apartan de la humildad y, tras escribir su ópera prima, buscan que se les reconozcan como los mejores escritores que este siglo a dado. Buscan equipararse a cuaqluier escritor que tengan de frente, y apenas alguien les dice o escribe una crítica adversa, buscan tacharlos de negados o gente sin gusto.
Un escritor debe plasmar una historia con conocimiento de que su estilo no gustará a todos. Y si bien un lector puede ver tu escrito como una obra maravillosa, otro puede encontrar erratas en situaciones que él considera ilógicas. Un buen escritor debe acetar esas críticas y pensar en ellas como una lección importante para mejorar en el futuro, no pensando que todas las críticas tiene razón, pero tampoco que no la tienen.
Sé humilde, y no solo en la escritura, sino también en la vida.

Espero y deseo que estos consejos sean útiles para tu andadura en este mundillo.

La motivación en la escritura

No sé vosotros, escritores asiduos o aficionados, si alguna vez os habéis encontrado con la nefasta pregunta de ¿por qué seguir escribiendo? o ¿para qué? Yo, personalmente, no he tenido dicha disyuntiva (de momento) aunque sí me la ha formulado alguien de mi círculo. Lo cierto es que, luego de oirle, te planteas la pregunta más en profundidad, analizando si realmente debe existir esa motivación en cada uno y cuál debe ser.

Mi motivación la tengo clara. Muy clara. Escribo porque me gusta escribir, porque me gusta posar en letras esa fantasía que inunda mi cabeza, esa historia que me gustaría contar a todos. Parece un argumento muy idílico, lo confieso, pero es la pura verdad. No hay más pretensiones fuera de ese hecho. El resto son alegrías que va uno recibiendo, pero no la motivación inicial por la que empezar a crear hojas y más hojas escritas. No obstante, esta motivación inicial varía en cada cual:

– Unos se motivan pensando en que ganarán dinero, un beneficio por las ventas que vayan haciendo de cada libro que tengan. Esta motivación es muy peligrosa (ya no diré si sana o realista), ya que los inicios nunca son fáciles y las ventas suelen ser escasas. Además, escribir por querer abultar la cartera, te hace perder la condición de ser un autor con una obra premium. El deseo de vender hará que crees una novela del tirón, revisando su ortografía y cuatro cosas más y lanzándola al mercado lo antes posible, para que te vaya rindiendo. El libro no es tu hijito, al que mimas y das cariño en todos los detalles, sino más bien un amigo al que quieres mantener contento.

– Otro grupo se centra más en su propio ego. Les motiva escribir «para decir soy un escritor». Este grupo es fácilmente identificable porque suelen inundar sus redes, el Whatsapp, correos y semejantes con el típico mensaje de «¡Eh! Que tengo novela en venta, te va a encantar. Comprala aquí» o «No te pierdas la mejor novela de XXXX género, la mía. Compralá aquí». Buscan rápido que todos sus colegas le reseñen con 5 estrellas en Amazon para poder gritar a los cuatro vientos «¡¡¡Mirad, tengo 20 reseñas de 5 estrellas!!!», cuando la verdad es que se está mintiendo a él mismo. La auténtica reseña, aquella que de verdad te gusta, es la que te deja un lector desconocido, no la que te deja tu amigo del alma o tu primo de Cuenca.
Esta motivación sí es muy perniciosa y debe ser controlada, más que nada porque aunque escribas muy bien, el spam al que sometes tu marca y tu libro hará que la gente te evite incluso sin leerte. Si la calidad de lo escrito es bueno o es malo ya dependerá de cada escritor, aunque generalmente, este grupo de autores motivados por su ego, destacan en una escritura llana y débil en la trama, con unos diálogos irreales en su redacción, además de sobrecargar los elementos descriptivos. ¿Por qué? Porque se tiene la errónea certeza de que por muchoa adjetivar, destacaremos más un texto, haciéndonos más detallistas y -por consecuencia- mejores escritores.

– El último grupo a analizar es el que se inspira en el plagio. Ve una novela que le gustó y decide «mejorarla» con su propio argumento. Lo curioso es que a veces hasta lo consiguen, aunque (como lector) si te leíste la novela de origen que da argumento a la suya, te puede resultar ofensivo, llamando al libro por su auténtico nombre: plagio.
Este grupo de escritores sufre de una autoestima baja, copiando ideas en vez de crearlas, y tejiendo argumentos y mundos donde otro ya los creó. Motivarse así, pensando que vamos a mejorar lo que «ese otro escribió» nos conducirá a un camino de perdición en manos de lectores y críticos.

Seguramente existan más grupos de motivación negativa, muchos más, aunque yo no he tenido el placer de conocerlos (ni falta que hace 🙂 ).

Lo mejor, como siempre digo, es guiarse por la humildad y el deseo de cumplir un sueño. El poder plasmar tu imaginación sobre un libro para poder mostrárselo a la gente debería ser una motivación más que suficiente como para dar alas a cualquier escritor. Sí, luego puedes buscarte otras muchas más motivaciones que te ayuden a seguir, como ir viendo que tienes unas ganancias o vanagloriarte con que eres más conocido en el mundillo, pero nunca debes dejar que dominen tu karma.

Quizás sea muy pretencioso por mi parte pensar así, o quizás muy inocente. Algunos, incluso, pueden decirme que es imposible no pecar en algunos de esos puntos motivadores antedichos, aunque os aseguro que sí se puede. No se trata de cómo escribes o de si tienes talentos para eso. Se trata de educación, simplemente eso. Piénsalo y entenderás lo que quiero decir.

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